http://www.lagranepoca.com/articles/2009/11/17/3839.html
El ser humano vive en medio del qing, "me gusta esto, no me gusta aquello", probablemente no haya algo más característico del mundo humano que esta sustancia que envuelve cada una de las partículas de nuestro cuerpo. Desde el primer momento comenzamos construir nociones "¡Ay, mi mamá es tan buena!". Lo asociamos a ciertas características y lo hacemos como si fuera parte de nosotros y de la forma en que nos relacionamos, lo asumimos como parte de nuestra personalidad y nos basamos en estas nociones, que nosotros mismos hemos construido, para comprender nuestro entorno y darle sentido a nuestras vidas. En última instancia toda creencia y todo valor proviene del qing y por lo tanto todos los apegos surgen también de este. A medida que la vida va transcurriendo, los apegos comienzan a desempeñar un rol fundamental y se comienzan a estructurar recursivamente en nuestra persona. Pero el ser humano olvida que este conjunto de apegos y nociones, no son "el mismo" y que la interpretación que hace de la realidad está configurada por estos mismos artificios que ha creado esta misma persona en su interacción con el medio. Bien ¿entonces como distinguir la "realidad"?. Más allá de los apegos, más allá de las nociones, más alla de toda creencio o valor, más allá de todo qing se encuentra La Realidad, pero entonces ya no seríamos humanos, ya que esta es una cualidad que nos define. Como consecuencia podemos suponer que lo que caracteriza a la existencia humana es "el estar dormido en la ilusión creada por sus propios deseos".
Recientemente se ha hecho un estudio muy interesante relativo a este tema, sugiero a todos que lo lean direntamente del link mostrado más arriba.
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