lunes, 6 de febrero de 2017

La Importancia de la Resiliencia y el Estrés para una Visión Esperanzadora

La Importancia de la Resiliencia y el Estrés para una Visión Esperanzadora

Rodrigo González, Zvonimir Marinkovic, Nabor Riquelme y Carmen Gloria Silva, 2007.
Presentación realizada en Jornadas de Psicología del Norte Grande.

Resumen

Mediante un estudio de campo, se investigó la posible relación existente entre Esperanza (Snyder Hope Scale), Resiliencia (CD-RISC) y Estrés (elaborado por Boston University Alumni House Publications), en adultos padres de familia de Iquique-Alto Hospicio, encontrando que las personas resilientes y estresadas tienen una visión muy esperanzadora frente a las circunstancias difíciles, superando incluso a quienes son resilientes pero no están estresados, a aquellos que no son resilientes y tampoco se encuentran en una situación estresante, y hasta aquellos padres que están estresados y no son resilientes, en donde tal fenómeno se plantea la necesidad de estrés funcional para tener esperanza y relevancia del optimismo, la fuerza y la tenacidad como componentes básicos de la resiliencia, haciéndose necesario fomentar tales características.

Palabras Claves: Resiliencia, Esperanza, Estrés, Resistencia.

Abstract

By means of a field study, the possible existing relation between Hope (Snyder Hope Scale), Resilience (CD-RISC) and Stress (elaborated by Boston University Alumni House Publications) was investigated, in adult parents of family of Iquique-Alto Hospicio, finding that the resilient and stressed people have a very hopeful vision forehead to the difficult circumstances, surpassing even to those who is resilient but they are not stressed, to that they are not resilient and they are not either in a stressed situation, and until those parents which they are stressed and they are not resilient, in where such phenomenon considers the necessity of functional stress to have hope and relevance of the optimism, the force and the tenacity like basic components of the resilience, becoming necessary to foment such characteristics.

Key Words: Resilience, Hope, Stress, Resistence.



MARCO TEÓRICO

En vista de la necesidad que surge para conocer y utilizar posibles actitudes o formas de enfrentar las circunstancias más adversas con el último fin de la adecuación frente a éstas y procurando la integridad del ser humano, se hace fundamental el estudio de tales dinámicas personales, especialmente de aquellas que presentan mayor eficacia, siendo prácticamente independiente a la las circunstancias, como es el caso de la resiliencia, constructo ampliamente utilizado en Psicología.

Durante las últimas décadas ha aparecido una creciente preocupación en el mundo de las ciencias sociales con respecto al tema de “cómo algunos niños que están en situación de riesgo social logran sobrellevarlo, ¿qué distingue aquellos niños que se adaptan positivamente de aquellos niños que no se adaptan a la sociedad?”. Werner y Smith (1992) lograron identificar un grupo de factores que diferenciaban a quienes se adaptaban positivamente a la sociedad. A partir de estos desarrollos se generaron dos focos de investigación, uno que se interesaba por caracterizar las cualidades personales que permitían superar la adversidad y el interesado en descubrir los factores externos al individuo implicados en este proceso. Rutter y Grotberg (1991) desarrollaron una noción dinámica de la resiliencia, una segunda generación es la de autores como Luthar y Cushing (1999), Masten (1999), Kaplan (1999) y Bernard (1999), quienes entienden la resiliencia como un proceso sistémico. A partir de esta concepción se describe la resiliencia como un proceso dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad.

Los resultados de estas investigaciones generalmente hacen énfasis en los factores externos implicados en los procesos de resiliencia. Sin embargo, siendo que esto tiene una justificación teórica, resulta que la mayor parte de la investigación se desarrolla en niños, los cuales evidentemente tienen un mayor grado de dependencia de las condiciones ambientales. Se ha observado que a medida que el niño crece logra una independencia que le permite valerse por si sólo, haciéndose menos relevantes los factores externos que en etapas anteriores se consideraban relevantes (Puerta, 2002).

Es de suma relevancia indagar acerca de estos procesos, ya que constituyen parte de la forma en que se enfrentan los distintos acontecimientos por parte de las personas, en donde tienen la posibilidad de contar con una postura determinante para los fenómenos a la hora de poder operar sobre ellos en base a los requerimientos que el individuo considere necesarios, significando forma de enfrentar las experiencias, pudiendo abordarlas de una manera más o bien menos eficaz dependiendo de la persona. Si bien es considerable obtener información referente a estos fenómenos, también hay que acotar que estudiarlos de una forma objetiva, permitiendo la validez y la fiabilidad en cuanto a los resultados de manera fiable, significa una tarea compleja, ya que involucra identificar, controlar y predecir, los factores incidentes, estableciendo las posibles relaciones causales entre ellos. Se han definido 3 conceptos como parte del modelo: el nivel de adversidad, mediciones de una adaptación positiva y medición en el proceso de desarrollo. Para esto, se han propuesto diferentes métodos: Para la medición de la adversidad se han utilizado distintos métodos, como escalas de hechos negativos, en los cuales el individuo debe especificar aquellos acontecimientos que han estado presente en su vida, aunque se ha cuestionado la validez de estos (debido a la subjetividad). También se ha utilizado la presencia de situaciones de vida específicas comunes a un grupo de personas, como un criterio para suponer que se encuentran en una situación de riesgo. Por último, se han utilizado constelaciones de múltiples riesgos, las cuales consideran la interacción entre un sin número de factores y el mapeo de las fuentes de adversidad, a las cuales se le asigna un puntaje determinado. En cuanto a la medición de los procesos de resiliencia, remite a la distancia entre la adversidad y la adaptación positiva. Para tal efecto, se ha medido de 2 formas diferentes, en donde la primera se centra en las variables específicas que conforman el proceso, mientras que la segunda hace énfasis en el individuo con su respectiva historia a lo largo de su desarrollo humano (Luthar y Cushing, 1999; Masten, 2001). Paralelamente al concepto de resiliencia, se ha desarrollado el concepto de resistencia o robustez (hardiness) que ha sido definida como una combinación de rasgos personales con carácter adaptativo, incluye el sentido de compromiso, el control y reto, manifestándose en situaciones difíciles, además las personas resistentes tienen un gran sentido de compromiso, una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez tienden a interpretar las situaciones estresantes y dolorosas como una parte más de la existencia (Kotrialenco y otros, 1997). Además, se han desarrollado diversos tests para medir la resiliencia, como el de Connor y Davidson  (2003)los factores componentes de esta son optimismo, fuerza y tenacidad (Yu y Zhang, 2007), sin embargo, estos parecen acercarse más al concepto de robustez que al de resiliencia ya que no incluyen términos evolutivos, en cambio se tratan los factores como si se tratase de rasgos personales, no se puede descartar que una persona haya desarrollado rasgos de resistencia debido a que estuvo desarrollándose en un ambiente propiciador de la resiliencia.

Somos intrínsecamente pensantes hacia una meta definida, lo cual dirige nuestra atención a objetivo dirigido, llenándonos de esperanza. La esperanza como una emoción tiene factores motivacionales y cognitivos. Los llamados por Snyder (1995) “sistema cognoscitivo que se basa en un sentido recíproco derivado (a) de la agencia acertada (determinación meta-dirigida) y (b) de los caminos (el planeamiento de maneras de satisfacer metas).”  Si pensamos en las implicancias de esta definición en el concepto de resiliencia, nos es difícil darse cuenta de que asta se encuentra relacionada entre si. Víktor Frankl (1978) proponía que al hombre se le puede arrebatar todo excepto la última de las libertades humanas. La elección de un conjunto de circunstancias para elegir su propio camino. Esto es una visión esperanzadora de la vida. Esto se debe comprender en el contexto de que este autor pasaba por una serie de circunstancias extremadamente complicadas. Al parecer el tener una personalidad resistente, podría permitirle a una persona con relativa autonomía, desarrollar una visión esperanzadora de la realidad, a pesar de las adversas circunstancias.

A partir de estos planteamientos teóricos surgen una serie de cuestiones generales: ¿Cómo se puede llegar a tener una visión esperanzadora de las cosas? Y ¿Qué tendrá mayor efecto en la presencia de esta, La Resistencia Interna o Las Condiciones Adversas? Además de algunas otras preguntas más específicas como: ¿Podrá una persona Resistente en Crisis tener un mayor nivel de Esperanza que una persona No Resistente que NO se encuentra en Crisis? En este éste caso quizás sean negativos los  esfuerzos que hacen las personas por evitar estas crisis y seria en cambio recomendable promover el desarrollo de personalidades resistentes. Todas estas serán los cuestionamientos que darán curso al destino de este trabajo de investigación.

MÉTODO

Al abordar las presentes problemáticas, desde una manera científica, lo ideal sería realizar un experimento de manera que se puedan contrastar las hipótesis, estableciendo relaciones causales, esto conlleva  el infringir las normas mínimas de los requerimientos éticos. El tipo de estudio utilizado es descriptivo. La metodología utilizada, seleccionando la muestra aleatoriamente y asignando los grupos por conglomerados para la investigación, intenta establecer sí existen relaciones entre las variables Esperanza (variable dependiente), Resiliencia y Niveles de Estrés (variables independientes) debido a situaciones vitales. Además se comparan las medias para cada uno de los grupos (resiliente-estresado, resiliente-no estresado, no resiliente-estresado, no resiliente-no estresado), verificando si las diferencias son significativas, las variables serán no experimentales. La hipótesis científica que intentaremos contrastar será la de que la esperanza se encuentra más relacionada con la resiliencia que con el estrés. En segundo lugar se intentará contrastar la hipótesis de investigación de que las personas resilientes que se encuentran con estrés, tienen niveles más altos de esperanza, que aquellos sujetos no resilientes sin estrés.

Se ha aplicado primeramente un test que mide el nivel de esperanza, el cuestionario Snyder Hope Scale, luego un segundo cuestionario que mide las características de una personalidad resiliente, The Connor-Davidson Resilience Scale (CD-RISC), y por último un test que mide el Nivel de Estrés (realizado por Boston University Alumni House Publications) consistente en una lista de circunstancias ambientales y situaciones vitales, clasificados en diferentes factores (Familia, Funciones Individuales, Finanzas, Ambiente, Relaciones Sociales, Trabajo-Estudio, Cambios y Salud), que se han relacionado con la presencia de Estrés, al puntaje obtenido se le resta el puntaje resultante de medir los Mecanismo de Defensa que pueden proteger a la persona de los efectos negativos del estrés, el puntaje resultante de esta sustracción da como resultado el Nivel de Estrés.

No se sospecha de la influencia de otras variables en el Nivel de Esperanza, por lo cual solo se procede a seleccionar una muestra de cuarenta personas, cuyas edades oscilan entre los veintitrés y sesenta años, heterogénea, pretendiéndose que esta muestra sea representativa, se recogen datos en cuatro sectores distintos de la ciudad de Iquique y Alto Hospicio, en conglomerados, el primero en el sector norte del centro de Iquique, el segundo en la zona sur del centro de Iquique, el tercero en la zona sur de Iquique y el cuarto en la zona sur de Alto Hospicio, a cada persona se la aplicaron los test de esperanza, personalidad resiliente, estrés y Recursos de defensa, simultáneamente. Debido a que las situaciones Estresantes referidas en el test se refieren principalmente a personas mayores, se seleccionó según accesibilidad, procurando que fueran mayores de dieciocho años y que además cumplieran con el requisito de ser padres.  Con respecto a las características generales de los test: el test de que mide el nivel de esperanza esta compuesto por 13 ítems, cada ítems tiene cinco posibilidades de respuesta, el cual debe  responder el que mas se adapte a su característica, se enumeró en un orden de uno a cuatro, en una jerarquización de menos a más en donde la cualidad del numero  son las siguientes: 1; muy en  desacuerdo; 2 en desacuerdo; 3 de acuerdo y 4; muy de acuerdo. A los resultados del test de esperanza se suman el puntaje total y se restan los reactivos ubicados en los ítems 3,5 y 11, lo que da el nivel de esperanza ingresado en la base de datos de SPSS.  El Test que mide nivel de personalidad resiliente consta de veinticinco preguntas relacionadas con rasgos de resiliencia, los ítems son tricotómicos y las posibilidades a responder son: si, no sé, no. Los resultados del test de personalidad resiliente se resuelve sumando las respuestas afirmativas (sí) lo que da el nivel de resiliencia ingresado a la base de datos de SPSS. El test que mide estrés esta compuesto por quince ámbitos en el que puede hallarse una persona y por lo tanto, es un test bastante especifico para medir a la persona por área, sin embargo, no entraremos aquí a detallar el estrés por área de las personas encuestadas  ya que no es del interés de esta  investigación. Cada subtest (ámbitos), se compone de dos partes, en donde se le expone una situación, la consigna consiste en responder sólo lo que le ha ocurrido. En la primera parte la persona debe contestar, marcando con una X, la situación y el nivel de estrés que le provocó, dentro de un periodo de seis meses antes de la fecha actual. Los niveles van en una escala de menos a más enumerados de uno a cinco. La segunda parte es muy similar, con la diferencia de que la consigna consiste en responder lo que cree que le ocurrirá (lo que cree posible) dentro de seis meses a la fecha actual. También debe marcar con una cruz la situación y enumerar de uno a cinco la circunstancia que le producirá mayor estrés. La última parte del test mide Recursos de defensa. Es un subtest que consta de 20 ítems dicotómicos, cuya clasificación se dividen en respuestas positivas (SI) y negativas (NO). Se suman las respuestas positivas (SI) y esto da el puntaje de los mecanismos de defensa. Los resultados consisten en sumar todas las respuestas con los valores dados de uno a cinco de cada subtest, que a la vez se suman con los otros ámbitos contestados, la parte del test que mide recursos de defensa se sustrae al total del Test de Nivel de Estrés.

Se analizaron los datos a través de SPSS. Los grupos fueron creados utilizando la mediana como criterio de discriminación entre resilientes/no resilientes y estresados/no estresados.
      
RESULTADOS

Al analizar las correlaciones entre las variables, se han arrojado resultados que dan cuenta de una correlación significativamente positiva entre esperanza y resiliencia (0,667), aunque la relación entre esperanza y estrés no alcanza a ser significativa           (-0,169) y la relación entre resiliencia y estrés tampoco logra suficiente significación    (-0,274) se puede dar cuenta de que la relación entre estrés y esperanza es considerablemente inferior a la relación entre estrés y resiliencia.

Las diferencias entre las medias de las variables, en cada uno de los grupos, es significativa (pues es menor a 0,05) por lo que rechazamos la hipótesis nula de que las medias son iguales. Existen diferencias significativas entre las medias en los puntajes de esperanza para cada uno de los grupos.

El primer grupo, resilientes-estresados, obtuvieron en promedio el mayor nivel de esperanza (28,8); el segundo grupo, resilientes-no estresados, obtuvieron en promedio el segundo puntaje mayor (27,2); el tercer grupo, de los no resilientes-no estresados, ocupan en promedio el último puesto (18,4), el grupo con niveles de esperanza menores; el cuarto grupo constituido por los no resilientes-estresados, tienen los niveles promedios de esperanza, posesionándose en el tercer puesto (22,9).   

COMENTARIOS Y CONCLUSIONES

El optimismo, fuerza y tenacidad de una persona es crucial para experimentar la esperanza, un proceso en el cual la persona puede orientarse hacia una meta, junto con la motivación a moverse hacia ella (agencia) y las maneras de alcanzarlo (caminos). Las situaciones y condiciones ambientales estresantes, sin bien inciden, no son fundamentales a la hora de considerar la esperanza, en adultos.

Los resilientes frente a situaciones y condiciones estresantes  pueden tener niveles de esperanza considerablemente más altos que un no resiliente que no se encuentre enfrentado a  niveles elevados de Estrés ambiental y situacional.

Las hipótesis de investigación han sido aceptadas. Las inquietudes expresadas en el marco teórico han sido vislumbradas. Parece ahora lógico pensar en porque Víktor Frankl, a pesar de todas las adversidades por las que pasó, logró desarrollar una visión tan esperanzadora de la vida.

Parece interesante poder plantearse la idea de que el estrés  sea una condición favorable para que se dé la esperanza. Lo cual se ve reflejado en las medias de los grupos con mayores niveles de estrés. Sin embargo, por el momento no se puede asegurar, ya que no se encontró una relación significativa entre esta variable y la esperanza. Pero destacamos que parece lógico pensar que las características de la resiliencia (optimismo, tenacidad y  fuerza), salten a la luz en un contexto de dificultad.

La utilidad de este estudio permite que los resultados otorguen importancia a fomentar las características de una personalidad resiliente, enriqueciendo el trabajo en el área de la psicología clínica, laboral y educacional, ya que por medio de una estimulación, en los programas de formación y en los programas de fomento de las condiciones necesarias para fundar la Resiliencia, sería factible arraigar tal fenómeno, con la intención de promover y generar las conductas resilientes en las personas.

Y por último, no se descarta el hecho de que por medio de la promoción de la visión esperanzadora, mejorando muchos índice de salud, por ejemplo la disminución considerable de los índices de depresión en la población (Jadue, Galindo y Navarro, 2004).
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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